Estoy leyendo Metafísica de los Tubos, de Amelie Nothomb. En la página 75 leo:
"A partir de aquel momento, mis insomnios sirvieron para contemplar a mi hermana. Las hadas que se habían asomado sobre su cuna no solo le habían concedido la gracia de dormir, sino también la gracia a secas: en absoluto molesta por mi permante mirada, ella dormía con una calma que obligaba a la admiración. Me aprendí de memoria el ritmo de su respiración y la musicalidad de sus suspiros. Nadie conoce como yo el reposo ajeno."
Somos muchos los que observamos el sueño.
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