Maliaño no sería posible sin el Minimal, y el Minimal no es posible sin Felipe.
Ya va casi para quince años que lo descubrí y todo ha cambiado alrededor. Por él han pasado exposiciones, conciertos, copas, tertulias, recitales, películas, tardes de terraza, tabaco, artístas, obreros, vividores, gente anónima, y muchas risas. Mis conocimientos y, sobre todo, mi visión del arte le deben más a este bar que a cualquiera de los profesores que haya tenido. Otro tanto me pasa con la música.
No hay nostalgia en este post. Cierto que ya no soy el chico flaco y despeinado de antes, que bebo menos y en mejores compañias, que he descubierto que las chicas de las canciones se han ido y que las drogas y el rock no son para tanto, que Maliaño se ha vuelto un poco más gris y pertenezco al grupo prohibido en el Callejón; pero un negroni en el Minimal puede devolver la sonrisa hasta al más cínico.
Cuando acabe el turno, visite nuestro bar.
7 comentarios:
Jor! No lo conozco... ahora me dan ganas de hacer una investigación en profundidad.
Por cierto, soy Enigmala, la anónima... ya no puedo firmar en vuestros blogs buaaaaaaa!
A mí me pasa lo mismo en el tuyo. Por cierto, voy a solucionar esa dejadez mía de no tenerte añadida.
Además he de añadir que Felipe es, siempre y en cualquier situación, un gran anfitrión... (Y no digo más, él sabe por qué lo digo y con eso me basta por esta noche)
hay bares que hacen más por una cultura saneada qua algunas instituciones dedicadas a la cultura, como la educación formal.
Cervecita.
De eso se trata, precisamente. Y lo mejor es que lo hacen por verdadero amor al arte.
Que sean dos.
"bebo menos y en mejores compañias, que he descubierto que las chicas de las canciones se han ido y que las drogas y el rock no son para tanto, que Maliaño se ha vuelto un poco más gris"
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