Allá voy, como el primer fascículo de una de esas colecciones que invaden los quioscos, sin saber cuanto tiempo aguantaré, si seré flor de un día, ni para qué sirve esto de los blogs. Todo el mundo parece tener uno donde suelta sus neuras, o se tira el folio con todo lo que sabe de vete tú a saber qué, o simplemente se dedica a criticar impunemente todos sus motivos de envidia.
Hacia dónde iré, o si iré a alguna parte, no lo tengo claro. De momento me quedo flotando tranquilamente en este lago de chispas.
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