jueves, 9 de octubre de 2008

El gran sueño del paraíso


Leer a Sam Shepard es como mirar la mar o el desierto. Parece que no pasa nada, pero te quedas atrapado contemplando, sin moverte.

Estoy leyendo este libro de relatos, casi sin acción. En uno de ellos, un tipo se está despidiendo de su novia con un largo beso, así que no se da cuenta de que el tren se marcha y se acaba bajando en la siguiente parada, a muchas millas de su casa. Se queda tirado allí, pensando que, en ese momento, si ella le viera, caería perdidamente enamorada.

Pues eso: leer a Sam Shepard es como quedarse mirando el desierto después de un largo beso.

6 comentarios:

EL CHICO GRIS dijo...

Me lo anoto para cuando vuelva.

Anónimo dijo...

Cuando leo este tipo de cosas me doy cuenta de lo poco poética que soy... es que es solo imaginarme la escena y ya me entra sueño... afortunadamente para mi, como quien reserva plazas para discapacitados, tú guardas sitio para un par de prosáicos en tu plantilla de amigos, verdad? ;)
Enigmala.

Bardamu dijo...

Chico Gris: nunca estás lejos.
Enigmala: los amigos prosaicos son los mejores

pcbcarp dijo...

¡Joé! A mí me pasa eso y quien yo me sé me lo está recordando hasta que me echen del asilo. ¿Tenía pasta para volver a casa?, que esa es la clave.

Doctor Spawlding dijo...

Tu descripción me ha sobrecogido y es que me parece que yo me quedé con todo el románticismo que le falta a tu anónima amiga, y no sabes como la envidio a veces.

Bardamu dijo...

Pcbcarp:Si alguien es capaz de recordarte tanto tiempo, es amor, no hay duda. Y si no se lo gastó en bourbon mientras esperaba, tenía para el billete cuando salió. Un saludo y bienvenido.
Doctor:ya se te echaba en falta...:)