Por más que todo el mundo te diga que no has cambiado en años, no hay nada como enfrentarse a unas fotos viejas para comprobar que es mentira. El tiempo no perdona. Y no me importa tanto el aspecto físico del asunto; lo que verdaderamente me asusta es perder la curiosidad por las cosas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
Claro que cambiamos, aunque no nos demos cuenta. Yo intento pensar que no es que cambiemos sino que maduramos xD
Saludos
La curiosidad sólo se pierde si uno quiere. A mi me da más miedo enfrentarme al espejo que a las fotos, porque cualquier tiempo pasado siempre fue peor, pero la siguiente mirada al espejo puede revocar esa tendencia.
¡Salud(os)!
Creo que lo de perder la curiosidad no te ha ocurrido :-) Pero lo de cambiar... por favor, si no cambiáramos podríamos morir ya. Besos.
calla, calla, que yo cada vez que veo una foto mía vieja me deprimo
Eriwen: cuanto más madura es la uva, más dulce es el vino ;)
Chico Gris: quitaré todos los espejos de casa, por si acaso...
Ana: por lo de la curiosidad no apuestes; en fin, seguiremos cambiando a ver qué pasa...
Doc: tú al menos tienes fotógrafa en la familia, que siempre ayuda.
Publicar un comentario