Mientras duermes y tu corazón late,
la noche es joven;
una muchachita tierna que corre de puntillas
por la revuelta habitación del atardecer,
apenas una niña que juega traviesa
a capturar sueños con un viejo sombrero.
Y tu corazón late como un puntual metrónomo
y la noche baila con su vestido azul.
Tú duermes haciendo sueños como pompas de jabón
y la noche los explota con su nariz;
tu corazón late como un limpiaparabrisas
y los restos de tus sueños se esparcen húmedos
por la habitación de la mañana
y la noche, empapada, bosteza un amanecer.
El tiempo se escapa como una mariposa violeta
entre los agujeros de un viejo sombrero.
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